APEC

 

                El foro APEC no ha suscitado tanta atención a nivel mundial. Las noticias de diarios como el Washington Post, New York Times, agencia ITAR-TASS o Ria Novosti apenas mencionan al foro en noticias relacionadas pero no directas. La agencia Xinhua destaca más del APEC, pero es comprensible ya que son los mayores beneficiados con los acuerdos que se pretenden implementar y el TLC. Los únicos genuinamente emocionados parecen ser el gobierno peruano y la prensa nacional que hace eco de las igualmente entusiastas, palabras de García Pérez.

                Pero al igual que las otras cumbres, reuniones, foros o como quieran denominarlo, estos solo sirven a un pequeño grupo interesado y posibilitado para beneficiarse con este tipo de reuniones empresariales. Los pueblos se limitan a mirar e intentar contagiarse del entusiasmo vacío de los medios de distorsión de masas. Lo más triste es que la organización de este evento ha costado lo que un hospital, decenas de escuelas, una universidad completa, miles de kilómetros de pistas y veredas para los más necesitados, etc. Si el foro APEC ayuda a duplicar la llegada de turistas entonces podríamos rescatar algo del esfuerzo y sacrificio implícito. Lo cierto es que nuestras autoridades han afirmado que solo se trata de una “ventana” al mundo, a corto plazo.

                Los resultados del APEC son tan banales como su origen. El hecho de denominar “líderes” a los representantes políticos de las naciones agrupadas, refleja una curiosa necesidad de legitimarse como guías, gurúes o expertos en los temas económicos de lo que “conviene a sus pueblos” o súbditos según el caso. Parece una reminiscencia del totalitarismo que George Orwell imaginó. Sin embargo un verdadero líder es aquel que es calificado como tal por sus seguidores y no mediante una norma o “acuerdo internacional”. Este intento de legitimación es manipulación psicológica. Las propuestas del APEC no ayudarán directamente a las poblaciones de los países miembros, simplemente facilitará el intercambio metodológico del “fundamentalismo capitalista totalitario”, en esencia, la maximización de las utilidades corporativas con mano de obra barata y global.

                Pero las banalidades no terminan allí, los representantes de la cumbre empresarial (CEO Summit) han señalado que la “crisis financiera es una crisis de confianza”. Han gastado millones de dólares y, beber pisco sour, para darse cuenta que los mecanismos económicos dependen enteramente de la actividad y actitud humana (de eso se trata la economía). Felipe Calderón (México), se refirió a la crisis como un “problema psicológico”, “hay que pedirle a Freud que lo analice” y que es producida por el “miedo y el pánico”. Cínicamente se olvidan de mencionar a los banqueros y financistas que produjeron la crisis, tema totalmente ausente en este foro de “líderes”. Este es un tema empresarialmente incorrecto.

                Lo realmente preocupante es la tozuda defensa del libre mercado y la desactivación de barreras al comercio para el siguiente año. La pregunta es ¿en que nos beneficia? Somos simples exportadores de polvo – polvo de mineral, polvo de pescado, polvo de ají y… polvo de coca- ¿Que valor agregado exportamos? Aún no tenemos un empresariado tecnológicamente maduro para poder competir en el mercado mundial. En América del sur y central, desde los años 90´s, con la implementación de las ideas del consenso de Washington, los países de la región quemaron varias etapas de desarrollo al adoptar ciegamente las medidas del FMI y el BM. Nunca se democratizó el acceso al crédito (con tasas aceptables y no agiotistas como las de hoy en día) ni tampoco se reformó el estado, primer freno a la masificación y desarrollo empresarial (pymes). Quien tenga que lidiar con la SUNAT y la banca privada, comprende la dificultad de hacer empresa en el Perú, amén de las estructuras discriminatorias que aún subsisten. Sorprende que todavía se pregunten del por qué existe tanta informalidad y protesta social.

                China, la prima donna mediática de esta reunión internacional. Junto a varios países del Asia (Malasia, Indonesia, Taiwán), son los responsables de la severa reducción de los salarios reales en los últimos 20 años, en todo el mundo. No hay que olvidar que China sigue siendo un país comunista en el que las libertades personales están restringidas y los derechos humanos constantemente afectados, siendo hipócritamente tolerados en el mal llamado “mundo libre”. Un trabajador chino gana en promedio 60 centavos de dólar la hora. Eso equivale a 1.80 soles. Un cuidador informal de automóviles en Lima gana más.  ¿Cómo un industrial peruano pretende competir con esos salarios? Es imposible. Además China produce todo tipo de productos. Aparte de algunas exportaciones como el polvo concentrado de mineral, harina de pescado y algunos productos agrícolas, es poco lo que podría comprar China. Entonces ¿para que se firma un TLC? La intención sería brindar más facilidades a las empresas extractivas chinas que operan en el país.  Es decir, exportación de materias primas aún a menor precio.

Como ejemplo, más sentido tendría un hipotético TLC con Cuba (u otros países con necesidades). Es igualmente comunista, y necesita de muchos de los productos que nosotros producimos. Además Cuba produce medicinas muy baratas, cuya importación aseguraría la disponibilidad de medicinas en el Perú. Pero negociar con Cuba es anatema en ciertos círculos de la alta sociedad peruana, tan acostumbrada a mendigar pasaportes foráneos.

Somos prisioneros de nuestros propios prejuicios y de los prejuicios que se nos imponen desde las esferas del poder. Nuestros recursos naturales (los polvos anteriormente descritos) son un preciado botín para las “economías desarrolladas”. Materia prima barata del Perú, junto a mano de obra esclavizada (Asia), con empresas (capital) y tecnología avanzada de EEUU y Japón; producen bienes a mínimo costo, pero vendidos con enormes márgenes de ganancia. El secreto está en maximizar las utilidades sin que importe el precio social a pagar. El APEC defiende este modelo económico que está condenando a millones de seres humanos a una nueva forma de esclavitud, evitando cualquier discusión de alternativas.

Pero el APEC ha demostrado aún más cosas. La soberanía y la defensa nacional son solo palabras. El Cuartel General del Ejército del Perú ha sido convertido en un “Centro de Convenciones del Ministerio de Defensa” por quienes extrañamente se autoproclaman “sociedad civil”. Que mejor marco para una cita de “lideres” que un bunker militar con portaaviones incluido (¿para defenderse de terroristas?). Si las acciones de estos supuestos líderes son tan beneficiosas para sus respectivos pueblos entonces ¿a qué se debe tanto miedo? ¿Por qué del aislamiento y el secretismo? No se ha transmitido ninguna de las reuniones, solo las declaraciones finales. Todo el entusiasmo de la prensa y los “empresarios líderes” del Perú soslayan el tema.

El APEC nos deja varias imágenes memorables. La llegada de varios políticos. El regalo de muchas condecoraciones del sol (que espero no tengan brillantes reales), rejas, caos vehicular, francotiradores, limusinas, discursos vibrantes y vacíos sazonados con pisco sour y la famosa gastronomía peruana –ironías de ironías en un país donde la mayoría de niños sufre de desnutrición-

Pero la imagen que perdurará del APEC en Lima podría será la de George Bush y Alan García juntos. El primero, un cadáver político. El hombre que transformó el mundo haciéndolo insoportable para los seres humanos y un paraíso para las bestias económicas. El segundo, un mutante político, defensor de los intereses conservadores del Perú y el mundo.

iie.

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