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EL DÍA QUE TERMINÓ EL SIGLO XX

Iván Izquierdo Elliot INTRODUCCIÓN Cuando despuntaba el alba de aquella mañana del 17 de agosto de 1962, Peter Fechter y su amigo Helmut Kulbeik, recogían sus pocas pertenencias para culminar su plan de fuga. Los jóvenes obreros de construcción de 18 años y oriundos de Haigerloch, habían decidido abandonar el país, la República Democrática de Alemania. Hacía un año que el muro había sido construido, junto con los efectos que este traería a la Alemania del Este, la Alemania de los ideales marxistas, en donde el busto de Lenin tendría más relevancia que los milenarios héroes teutones. Para Peter y Helmut era suficiente. Habían nacido al final de la guerra y durante su niñez habían sufrido el descalabro de su Fatherland y veían con envidia el Wirstchaftswunder o Milagro Económico que disfrutaban allá, al otro lado de ese odioso muro que casi podían tocar desde el taller de carpintería en el que se escondían. Al fondo, al otro lado del corredor de la muerte podían observar el checkpoint Ch

¿Por qué no se ha desarrollado nuestro país?

Se puede teorizar mucho a cerca de este planteamiento, pero lo simple es explicarlo en la separación del país en desposeídos y en los que poseen. El último proceso electoral nos arrojó una fotografía, mejor dicho, un daguerrotipo del inmenso atraso social en el que nos encontramos. Somos un país anticuado con esquemas mentales y sociales anticuados. Estereotipos que arrastramos desde mucho tiempo atrás. Esta característica es compartida por los países de la región, las viejas colonias de España. El investigador nicaragüense Karlos Navarro lo explica así, parafraseando a Murdo J. Macleod: “Murdo J. Macleod afirma en su libro Historia Socio-económica en la América Central Española, que en los siglo XVII y XVIII, durante la gran depresión económica, los españoles buscaban puestos burocráticos para ellos y sus familiares. Los cargos más comúnmente buscados eran los de alguacil, juez, alcalde mayor, etc. Los salarios en estos cargos eran bajísimos y lógicamente no eran suficientes p

LAS VIRTUDES CARDINALES DE LA POLÍTICA

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Resulta una perogrullada afirmar que esto es cierto, pero a veces es necesario recordarlo. La esperanza es la confianza de que se realice lo que se desea . [1] Además y según la Iglesia, la esperanza es una de las tres virtudes teologales. [2] Existen momentos en que la esperanza es especialmente útil. Observemos el momento histórico que vivimos. Somos ciudadanos de una nación cuyo estado es quien más nos explota. Nos hace pagar altas tasas por los malos servicios que presta. Impone absurdas trabas burocráticas para la obtención de propiedad u organización empresarial. Emplea la mayor parte de los recursos recaudados de nuestro pago de impuestos en gastos corrientes y no en obras de inversión, o sea damos de comer a miles de empleados públicos que en su mayoría sobran. Y aquellos que piensan que lo pueden evadir, lo pagarán a través del IGV, el impuesto a los combustibles y la ocasional cervecita que se tomen. Finalmente, todos alimen