DE MICROLOGROS Y MACROPROBLEMAS

Las triunfalistas cifras de la macroeconomía del Perú no logran ocultar el contrastante problema de la microeconomía y de los vicios que acarrea. El optimismo de una minoría contrasta con el pesimismo general de la población. Una reciente encuesta a estudiantes universitarios arrojó como resultado una visión muy optimista del futuro[1] contrastado con otra realizada por la firma Apoyo en la que un 70% de personas afirman que se irían del país a la primera oportunidad[2]. La contradicción nos debe hacer reflexionar. ¿Si la mayoría de los jóvenes se siente optimista, por que un gran porcentaje de peruanos abandonaría el barco a la primera oportunidad?

Primero, la encuesta de Apoyo Opinión y Mercado S.A. fue realizada entre los jóvenes asistentes al CADE del presente año, alumnos del último año de estudios y pertenecientes al primer tercio estudiantil. Jóvenes de ese perfil sin lugar a dudas poseen mayores oportunidades de obtener trabajo y destacar. La visión que ellos pueden tener de un país que aparenta prosperidad es optimista. Además, recordemos que los jóvenes son los más fácilmente manipulables e impresionables receptores de ideas. Por eso que los idealistas y los soldados son jóvenes. El discurso triunfalista del gobierno caló profundo en la población, aunque hay que reconocer que acertadamente se ha moderado. El optimismo vacío es peligroso.

Al día siguiente, 20 de Mayo, El comercio publicó una encuesta (de la misma empresa) en la cual se aprecia que un 70% (en el 2004 fue de un histórico 77%) de los que respondieron a la pregunta ¿Si usted pudiera, se iría a vivir al extranjero?, respondieron que si. Lo importante de esta pregunta es que la misma no es influenciada por los medios de comunicación, al menos, no es un tema que se discute usualmente en público, pero es un fenómeno que afecta a casi todas las familias del Perú (ver recuadro). El encuestado responde con sinceridad, con sus preocupaciones y frustraciones en mente. ¿Estoy bien en el Perú? Para dos terceras partes de los peruanos es negativo. Un tercio (28%) no se iría, un 2% no parece haber respondido.
Una vez conversaba con unos amigos norteamericanos quienes me pidieron mi opinión respecto al régimen de Fidel Castro en Cuba que obligaba a los cubanos a arriesgarse a escapar de frágiles balsas. Bueno no les pude responder por los cubanos ya que no he estado en Cuba, pero les dije “que si acercaban al Perú a la misma distancia de las costas de Estados Unidos, sucedería lo mismo”. Creo que no me equivoqué. En ese momento yo era también un autoexiliado en tierra ajena.

Pero el pulso de la situación de la Nación, se ve reflejado en la diaria lucha por vivir y desarrollarnos, otros en sobrevivir como pueden, situación que acarrea el aumento de conflictos sociales. La estadística de la Defensoría del Pueblo[3] indica que el 36% de los conflictos reportados se relaciona con los temas ambientales y que el 82% ocurren en las zonas donde la población vive bajo la línea de pobreza, es decir relacionados con la industria de extracción minera. En meses anteriores, varios conflictos involucraban reclamos de las regiones y el gobierno central inició la distribución de recursos económicos a las mismas (S/.4,254 millones), aplacando el malestar regional. El periodista Raúl Vargas, con este empírico conocimiento, sintetizó el momento: “En mis 55 años de periodista nunca había visto a un gobierno repartir plata de esa manera”[4]. ¡Y que cierto! Años anteriores ya hubo un reparto similar, pero nunca con las cifras de hoy. Las regiones tienen ahora la oportunidad para llevar prosperidad a su pueblo. Inversiones en transportes y educación deberían ser prioritarias. ¿Seremos capaces de gobernar con imaginación y honestidad? Solo el tiempo lo dirá.

Pero la minería, motor de las actuales oportunidades, será temporal. Una de las características del capitalismo es que todo lo que sube tiene que bajar. Es el eterno ciclo de la especulación y las expectativas de los inversionistas. No hay “burbuja” de cien años. En algún momento los inusualmente elevados precios de los minerales bajarán. En ese momento el Perú deberá estar preparado para sustituir aquellas exportaciones por otras que tengan mayor valor agregado. Eso requiere planeamiento y buen juicio. El primero es inexistente y el segundo asalta mis dudas.

El buen momento macroeconómico solo beneficia a un segmento de la población: Los exportadores (extranjeros en su mayoría), aquellos que disfrutan los favores de los exportadores (industrias y servicios conexos de la minería principalmente) y los privilegiados que pueden hallar un puesto de trabajo en este conglomerado (profesionales altamente capacitados, egresados de universidades de “prestigio” con post grado y jóvenes) El resto sálvese quien pueda, a manejar un taxi, vender en la calle o escribir un artículo con todas las anteriores.

Pero la minería también trae sus problemas. No todos los conflictos involucran a éstas, pero van en aumento y cada vez se tornan más violentos como el que se desarrolla en Casapalca. El mismo Premier Jorge Del Castillo le dio la razón a los trabajadores indicándole a la empresa que solucione el reclamo obrero, salarios principalmente. Una industria que no mejore los ingresos de sus trabajadores en un momento que gozan de utilidades jamás soñadas, es una industria miserable que reparte miseria y explotación. Además, la extracción minera siempre trae consigo un impacto en el medio ambiente, aunque sus empleados nos digan que no. Este problema está produciendo un siniestro fenómeno.

El año 2006, el Padre Arana, sacerdote ambientalista (GRUFIDES), denunció que había sido seguido e investigado por una empresa de seguridad privada contratada por la minera Yanacocha perteneciente a la firma Newmont de los Estados Unidos. El oscuro historial de dicha empresa minera se remonta al año 1998 cuando gana un amañado juicio en contra de capitales franceses gracias a la ayuda de Vladimiro Montesinos. Pero lo preocupante es que personal en retiro de la marina labora en la empresa de seguridad que le hacía el seguimiento (reglaje) al Padre Arana. A principios de mayo, el diario La República, informó que se estaba produciendo la supuesta venta de información de inteligencia de la marina a empresas privadas de seguridad, de propiedad de ex-marinos; y el 3 de junio[5] daba cuenta de la participación de la empresa Forza (también de propiedad de ex marinos) en el aviso de un supuesto atentado al Presidente Alan García a fines del año pasado. ¿Simple coincidencia, complot contra la marina o verdad?

Si resulta cierta la venta de información de inteligencia, asunto que va costando las cabezas de varios Almirantes, entonces nos encontraríamos ante un serio problema ético y profesional que estaría colocando al sistema de inteligencia de la marina al servicio de una empresa transnacional.

No es raro que los ánimos de las comunidades afectadas se estén exacerbando. El publicitado progreso macroeconómico nacional podría verse opacado por la aparición de reclamos sociales cada vez más frecuentes en una población que no confía en el aparato estatal desde hace mucho tiempo. Aquellos neo-liberales que luchan por empequeñecer cada vez más al Estado, mejor que vayan meditando las cosas. Su esperado “chorreo” macroeconómico podría congelarse en pocos y pasajeros micrologros y en muchos macroproblemas.


[1] El Comercio, 19 de Mayo 2007, a2
[2] El Comercio, 20 de Mayo 2007, a9
[3] Defensoría del Pueblo, Nota de Prensa 082/OCII/DP/2007
[4] Vargas Raúl, RPP noticias, 12 de Junio del 2007.
[5] Cruz Edmundo, La República, Domingo 3 de junio del 2007.

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