EL PESO DE LAS INSTITUCIONES
A los políticos se les conoce por las actitudes, no por las palabras; por las decisiones, no por las promesas. En pocas horas en el poder, Pedro Castillo abandonó la careta y no ha sido necesario escuchar sus palabras para terminar de conocer sus reales intenciones. Señalar esto no es un ejercicio de cinismo ya que los resultados de primera vuelta dejaron a la ciudadanía con la obligada decisión de voto entre pésimos candidatos, el profesor radical desconocido y la potencial delincuente por confesión de partes involucradas. La mala calidad de las candidaturas era previsible y coincidentemente radical (de polos opuestos). La traición Los aliados de Pedro Castillo, partidos progresistas de izquierda y de centro, intentaron darle algún chance político, prestarle el capital político que necesitaba el desconocido profesor chotano. Meses de infructuosos esfuerzos y deslindes racionales acabaron en un solo día. Nos quedará el recuerdo de un derrotado Pedro Francke, de un cabizbajo...