¿OTRA DECADA PERDIDA?

 


El Gobierno de Pedro Castillo comienza con previsible desventaja. El fraccionamiento e indefiniciones de su entorno político le ha impedido crear una coalición oficialista para balancear y contrarrestar la feroz oposición que se avecina. La victoria de la Mesa Directiva de María del Carmen Alva (AP) da evidente ventaja a los partidos AP, AAP, PP, Avanza País, con el apoyo de Fuerza Popular. ¿Van a colaborar con la gobernabilidad y ser oposición democrática?

Cabe recordar que son las mismas fuerzas políticas que precipitaron el final de Kuczynski, crearon la crisis de Merino en noviembre del año pasado y precipitaron la caída final de Vizcarra en un período de profunda crisis política y, finalmente, la crisis electoral reciente. ¿Van a permitir que Castillo gobierne adecuadamente, que ostente la presidencia del bicentenario?

Desde abril se podía adivinar que el eventual gobierno de Castillo sería condenado al fracaso. Es la primera vez en la historia que un candidato de extracto popular, encaramado en un partido “vientre de alquiler” y declarado marxista, llega al poder. También es la primera vez que el duro conservadurismo peruano pierde el poder, empeorado por la histórica e inusual investigación judicial de la gigantesca corrupción, del fujimorismo, del gobierno del malogrado García, de los empresarios de la construcción, de los nuevos oligarcas de la educación, de jueces y fiscales, personajes poderosos que no se arriesgarán a pisar la cárcel.

A esto se debe sumar la inexperiencia de la mayoría de los miembros del Congreso (mala idea impedir la reelección) y del nuevo ejecutivo, tal como señala Fernando Tuesta. El único capital político de Pedro Castillo es su experiencia como dirigente sindicalista, capacidad que podría ayudarlo a capear voluntades y llegar a acuerdos, pero solo si el rival lo desea. Sumado a estas difíciles circunstancias la presencia de Vladimir Cerrón es un serio obstáculo, insistir en el cambio de Constitución será motivo de guerra, la lucha frontal contra la corrupción podría ser su pena de muerte, aunque finalmente sea responsabilidad del Poder Judicial.

La distribución de fuerzas podría convertir al gobierno de Castillo en otro humalismo, en la capitulación ante el corrupto conservadurismo nacional, y un serio embalse de las expectativas populares postergadas por enésima vez. Cinco años de inmovilidad política como la era Kuczynski-Vizcarra suma otra década perdida similar a la de los ochenta. También existe la posibilidad que Pedro Castillo sea convertido en recuerdo antes de la próxima navidad.

En el Perú la historia no evoluciona, solo da vueltas en círculo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LOS GIGANTES DEL CENEPA III

Sabre F-86 - Número de cola 176