GATO HEREJE
Tengo un gato.
El gato exige comida y agua muy temprano en la madrugada. Su infernal táctica consiste en encaramarse en lo alto de una vitrina que tengo cerca a la puerta de ingreso de mi dormitorio. Desde allí, golpea los cuadros de las fotografías cercanas, su favorito, la foto del Papa Juan Pablo II colgada de un precario marquito y cubierta con un vidrio.
¡Bám! Juan Pablo se bambolea de un lado al otro golpeando contra la pared. Abro un ojo.
Capturé aquella fotografía durante la última visita papal a Lima. Aun gozaba del privilegio del uniforme, lo cual me permitió colocarme en un buen lugar para tomar fotografías. Su santidad caminó entre la multitud muy cerca donde me encontraba disparando ráfagas en mi vieja Canon.
¡Bám! Abro el otro ojo.
Juan Pablo sube lentamente la escalera del viejo DC-8 de la Fuerza Aérea. Allí lo espera el Ministro de Aeronáutica en lo que sería, posiblemente, una de sus últimas actividades como tal. Alan García ya habría unificado los 3 ministerios militares en uno, Defensa.
¡Bám! ¡Gato del infierno!
Un golpe en seco y cristales rotos son clarinada de tragedia. ¡Botó el cuadro del papa! ¡gato hereje! le grito.
Abro la puerta y encuentro el cadaver de un marco y vidrios desperdigados. Juan Pablo, encaramado en el viejo avión aun saluda, ajeno al herético acto gatuno.
Sorpresivamente, la fotografía me permitió ganar un concurso. La línea aérea de bandera del Perú, Aeroperú, premió mi -casual- composición que muestra a un alegre pontífice, al pie de la escotilla flameado con un bosque de banderas militares a sus pies. Parece que el contradictorio marco castrense para el representante espiritual conmovió a varios. Con mucho orgullo recibí mi pasaje aéreo a cualquier lugar del país. Nunca lo usé, porque la línea de bandera murió con las reformas liberales de Fujimori antes de poder canjearlo.
El gato me observa desde la cocina. Ya conozco sus elocuentes gestos: "quiero comida". Eres un dictador, gato del demonio ¡hereje! - musito adormilado.
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