¿Aumento de sueldos para las fuerzas armadas y la policía? No parece probable.
Por: Iván Izquierdo Elliot
Imagínese que en la empresa que Ud. trabaja, el gerente de recursos humanos o su gerente de área le ha ofrecido un sustancial aumento de sueldo y el gerente general participa de la importante noticia. Ud. y sus colegas vivirán durante varios días el entusiasmo de la perspectiva de mejoramiento económico que posiblemente les permitirán cumplir con algunos objetivos familiares largamente postergados. Luego de algunos días el gerente financiero anuncia que el prometido aumento de sueldo no será viable dada la mala situación económica de la empresa. Días antes, el gerente general había anunciado que las metas financieras de la empresa habían sobrepasado todas las expectativas y se habían alcanzado records de ventas, animando al gerente de área a ofrecer el esperado aumento de salarios. Ahora el gerente financiero brinda información contradictoria a la del gerente general y la del gerente de área, y para colmo de males, los gerentes hacen este tipo de anuncios a través del sistema de altavoces de las oficinas de manera que todos los empleados se enteran de la caótica situación ¿Ud. qué pensaría de los gerentes a cargo de la empresa? Posiblemente que son incapaces, que no tienen idea de lo que están haciendo, sin mencionar la burla a la que los empleados son sometidos.
Si el ejemplo le parece familiar, entonces acertó. Esta es la situación a la que han sido sometidos miles de miembros de las fuerzas armadas y policía nacional durante las últimas semanas, con la excepción de que, el presidente de la república (gerente general) ha sido incapaz de manifestarse para corregir las contradicciones en su gabinete ministerial. En mi particular opinión al presidente más le interesa inaugurar un resonador magnético de una empresa privada– que es el equivalente a inaugurar un avión pequeño o un yate moderno- que mostrar algún interés por el bienestar de los miembros de las fuerzas armadas.
La ministra de economía ha anunciado que el aumento de sueldos equivaldría a gastar 5500 millones de soles anuales. Tomando en cuenta que el presupuesto de la república es de aproximadamente 72 mil millones de soles, la cifra citada equivale al 7% del mismo. No parece ser una cifra inmanejable del presupuesto, entonces ¿Por qué la ministra se opone a dicho aumento?
La razón es por otras causas en las que existen fuerzas poderosas que se oponen al mejoramiento de los sueldos en general.
¿Quiénes se benefician?
La actual bonanza económica beneficia a solo el 1%, máximo al 2% de la población (600 mil personas). El cálculo exacto es casi imposible de definir, pero investigando las cifras de la economía formal se aprecia claramente esta tendencia[i]. A esto se debe sumar que el 60% de la economía es informal y todo esto viene distorsionado por el ingreso de 20 mil millones de dólares del tráfico ilícito de drogas[ii]. En este complicado panorama es la economía formal la que requiere ser controlada muy de cerca por conveniencia de los agentes financieros. La actual política gubernamental es muy celosa por evitar cualquier rebrote inflacionario con la excusa que este perjudicaría a los más pobres, verdad a medias. En realidad una pequeña inflación producto de factores de crecimiento es inevitable en una economía sana[iii] en la cual los salarios se reajustan según sea necesario. Pero quienes realmente pierden con cualquier proceso inflacionario son los bancos y los agentes financieros que han prestado dinero con altísimos intereses fijos. Las políticas ministeriales están diseñadas para evitar cualquier tendencia inflacionaria normal manteniendo el nivel de sueldos y salarios de la mayoría de la población artificialmente bajo, en compensación del proceso inflacionario producido por el 2% de la población que tiene el privilegio de consumir.
El caso de las Fuerzas Armadas
Como señalé anteriormente, los miembros y pensionistas de las fuerzas armadas y la policía suman alrededor de 450 mil personas[iv]. Si el gobierno reajustara los sueldos de los grados de comandantes para abajo, supongamos al doble (lo cual sería el mínimo decoroso para arrastrar fuera de la línea de pobreza a la mayoría de los miembros de estas instituciones) se traduciría inmediatamente en el mejoramiento del poder adquisitivo de estas maltratadas familias y por consiguiente una presión inflacionaria sobre la pequeña economía formal del Perú. Además, los empleados del resto de sectores estatales tendrían el derecho de exigir el reajuste de sus salarios de forma equivalente.
En este panorama, la economía se aceleraría, las familias de clase media mejorarían su nivel de vida, el comercio crecería y el ministerio de economía y finanzas no podría mantener la inflación controlada. Los poderosos dueños del Perú, dueños de bancos y agentes financieros, los grandes perjudicados debido al bienestar de las mayorías, retirarían el apoyo político, económico y mediático al gobierno de turno. Los bancos extranjeros que han venido al Perú a especular con los exorbitantes intereses regresarían a sus países de origen, lo cual a la mayoría nos tendría sin cuidado.
La próxima vez que visite su banco, piense en el porque su sueldo no ha sido reajustado.
[i] Althaus de Jaime. La Revolución Capitalista.
[ii] Joseph Leslie, Kozac Robert. Perú Battles Thriving Drug Trade. The Wall Street Journal, set 22 2009.
[iii] Galbraith, John Kenneth. Una sociedad mejor.
[iv] Compendio estadístico del sector defensa y datos de la PNP.
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