Mi viejo telescopio Sears Discoverer de 60 x 700 mm

Podría haber sido durante mi octava navidad en este mundo, si, alrededor de 1972 hace 48 años. Este mozalbete inquieto, juguetón y curioso recibió un regalo que jamás olvidaría. Allí bajo el árbol de navidad de la casa familiar estaba esta gran caja. A esa edad me parecía un bulto gigantesco, de esos que permiten que la imaginación de un niño vuele con la expectativa. Seguramente que abrí el paquete con emoción, curiosidad, premura y sin cuidado (que es la forma en la que se deben abrir los regalos que vienen del corazón)… allí estaba, el ingenio óptico de la famosa marca "Sears", la fabulosa tienda de ilusiones y deseos. ¡Un telescopio! no podía creerlo. ¡Mis queridos padres me habían regalado un telescopio! Aquel regalo debió haber significado un real esfuerzo económico para ellos, ya que la escasez siempre acompañó aquellos años de mi niñez.

Recuerdo que por aquella época (y hasta el día de hoy) el cosmos ha ejercido una fascinación extrema en mi intelecto. Mi padre fue piloto de aviones de combate. Sus historias siempre giraban entre el firmamento y el espacio exterior. Admirador de Yuri Gagarin quiso bautizarme con el nombre del aviador soviético que abrió la puerta del espacio para la humanidad. Me llamo Iván, pero me conocen como Yuri y mi camino a las estrellas, aunque más sencillo, siempre ha sido de interés especial.

El telescopio fue puesto en uso de inmediato. No recuerdo quien ni como fui aprendiendo a emplearlo. El aparato vino con su pequeño manual y un librito acerca de la astronomía con telescopios. Es probable que quien lo adquirió en Estados Unidos (creo que fue mi tía Bertha quien viajaba constantemente a su país), incluyó ese hermoso libro. Hoy lo releo y aun encuentro temas de aprendizaje en él. 


El lugar natural para su empleo fue la azotea de la casa de mis padres. Largas horas de ensayo y error, y fascinantes observaciones de Saturno con sus lunas, Júpiter, la luna y el sol (era capaz de observarlo gracias a un eficiente filtro incluido). 

Mi telescopio refractor de 60 mm y distancia focal de 700 mm, con montura altazimud.


El telescopio realmente me hacía sentir como un científico, como el explorador astronómico en ciernes que descubría los secretos del cosmos a través de su pupila.

Eyepiece Kellner de 20 mm el prisma de 90° y el prisma "enderezador" (Image Erectind Prism").


Los 3 lentes que lo acompañaban (Kellnel Ke de 20mm, Huygenian HM de 6mm y el Symmetrical Ramsden SR de 4 mm).

Detalle del ocular o "eyepiece".

El pequeño telescopio colimador.


Sears modelo Discoverer 6343, nombre muy apropiado para un ingenio que despertó la imaginación de miles de niños y jóvenes.

Objetivo de 60 mm

Vista del conjunto.

Sistema de ajuste fino que siempre resultó ser un dolor de cabeza.




Recuerdo un campamento el día de mi cumpleaños, el 24 de marzo de 1996  en el que lo empleamos para ver el cometa Hyakutake que visitó la tierra y aquel día fue su máximo acercamiento. Acontecimiento disfrutado por todos aquellos que asistieron y se despertaron a eso de las 3 am.



El paso de los años, la llegada de la pubertad y las miles de razones de los jóvenes hizo que el telescopio poco a poco cayera en el desuso. Sin embargo, siempre estuvo allí, primorosamente envuelto y cuidado, esperando cualquier ocasión para trabajar.

Hoy he vuelto a armar el viejo telescopio para realizar una última prueba. El querido aparato ya da muestras de una inevitable vejez y años de negligencia. Lo he preparado para una última sesión fotográfica y poder guardar un recuerdo que espero dure mucho más que yo. 

Mi madre me ha manifestado que ella y mi padre, escogieron el telescopio como regalo ya que consideraron que era una forma de despertar mi curiosidad por la ciencia y por la sabiduría en general. Vaya que si lo lograron aunque jamás pude dedicarme a la ciencia de forma profesional. Siempre he considerado a este viejo telescopio uno de los mejores y más útiles regalos, lo he conservado como una manifestación del amor de mis padres, a quienes agradezco infinitamente por toda la sabiduría que me dieron y el don de la investigación que me supieron inculcar. 

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