REFLEXION ACERCA DEL 1 DE MAYO
Todos los años celebrábamos esta importante fecha. En el colegio nos enseñaron (no se si lo seguirán haciendo) que en 1886, los sindicatos de obreros lograron la reivindicación de la jornada de las ocho horas en una protesta en contra los patrones, propietarios de los medios de producción. El primero de Mayo recordamos a los mártires de aquella sangrienta jornada y los avances en derechos humanos que se lograron. Allí nace la máxima “ocho horas de trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”. El fin de la sociedad no es la acumulación de riqueza y el banal consumismo del capitalismo, sino el engrandecimiento del hombre. Así lo entendieron los 200 mil trabajadores de Chicago (Illinois, EEUU) cuando iniciaron la huelga aquel 1 de Mayo de 1886, la misma que llegó a su punto culminante el día 3, frente a la fabrica McCormik cuando la policía, financiada por los empresarios, disparó a quemarropa asesinando a 6 huelguistas e hiriendo a varias docenas.
Los periódicos de la época, al igual que hoy al servicio de los dueños de los capitales, advertía:
“de la insanía de los reclamos sociales, las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la naciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo” (New York Times).
“el elemento laboral ha sido picado por una especia de tarántula (¿?)universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de las ocho horas” ( Philadelphia Telegram 29 de Abril de 1886.
“Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de la violencia, señalan la iniciación del movimiento” (Indianapolis Journal).
La similitud con los mensajes que nos inundan y la demagogia de los políticos. Pero los trabajadores de Chicago lograron el derecho de las ocho horas de trabajo con un alto precio en vidas. Hoy en día ya casi no recordamos aquella gesta de los mártires del sindicalismo. No es conveniente hacerlo, es un mal ejemplo. Es mejor distraer a la masa trabajadora con un feriado largo, embrutecedores programas de TV y fútbol, malo, pero fútbol. Al empleado se le manipula, se le facilitan tarjetas de crédito baratas, para que consuman y se endeuden. Serán obreros y empleados necesitados de trabajo para poder pagar sus deudas y aceptarán cualquier sueldo y horario. Si por desgracia no lo puede hacer, entonces será reportado al sistema de coacción conocido como INFOCORP, una moderna inquisición financiera. Aparecer en sus listas será como el auto de fe, convertido en un paria, una persona cuya “maldad” consistió en no haberle llenado (puntualmente) los bolsillos a un poderoso, corre el peligro de perder el trabajo y caer en el círculo vicioso de la pobreza; sin un gobierno que lo proteja, cortesía del neo-liberalismo.
Pero hay esperanza, recuerde que muchos dieron el ejemplo y murieron para que Ud. tenga el derecho de trabajar para vivir y no de vivir para trabajar. En fin, basta unirse y protestar por un derecho que está siendo olvidado. ¿Se atreve?
Los periódicos de la época, al igual que hoy al servicio de los dueños de los capitales, advertía:
“de la insanía de los reclamos sociales, las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la naciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo” (New York Times).
“el elemento laboral ha sido picado por una especia de tarántula (¿?)universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de las ocho horas” ( Philadelphia Telegram 29 de Abril de 1886.
“Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de la violencia, señalan la iniciación del movimiento” (Indianapolis Journal).
La similitud con los mensajes que nos inundan y la demagogia de los políticos. Pero los trabajadores de Chicago lograron el derecho de las ocho horas de trabajo con un alto precio en vidas. Hoy en día ya casi no recordamos aquella gesta de los mártires del sindicalismo. No es conveniente hacerlo, es un mal ejemplo. Es mejor distraer a la masa trabajadora con un feriado largo, embrutecedores programas de TV y fútbol, malo, pero fútbol. Al empleado se le manipula, se le facilitan tarjetas de crédito baratas, para que consuman y se endeuden. Serán obreros y empleados necesitados de trabajo para poder pagar sus deudas y aceptarán cualquier sueldo y horario. Si por desgracia no lo puede hacer, entonces será reportado al sistema de coacción conocido como INFOCORP, una moderna inquisición financiera. Aparecer en sus listas será como el auto de fe, convertido en un paria, una persona cuya “maldad” consistió en no haberle llenado (puntualmente) los bolsillos a un poderoso, corre el peligro de perder el trabajo y caer en el círculo vicioso de la pobreza; sin un gobierno que lo proteja, cortesía del neo-liberalismo.
Pero hay esperanza, recuerde que muchos dieron el ejemplo y murieron para que Ud. tenga el derecho de trabajar para vivir y no de vivir para trabajar. En fin, basta unirse y protestar por un derecho que está siendo olvidado. ¿Se atreve?
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