¿REALMENTE NECESITAMOS DE LAS FUERZAS ARMADAS?

El título que acompaña este artículo y en la portada de nuestra edición puede haberlo sorprendido. Intentamos explorar racionalmente las razones, peculiaridades, problemas y posibilidades de nuestras Fuerzas Armadas, herederas de la gloria de grandes hombres e instituciones tutelares de la patria.
EL SÍ ROTUNDO DEL PUEBLO PERUANO
Si le preocupa el provocativo título, la respuesta es SI. Las necesitamos y si aun existimos como Estado, se debe única y exclusivamente a ellas y al pueblo que ha depositado su confianza y sus mejores hijos en las FFAA. Este Si rotundo se apoya en la encuesta realizada por el Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica del Perú[i]. Aunque la muestra es muy limitada y en un ámbito geográfico igualmente limitado, y esta contiene errores en la formulación de las preguntas, los mismos no determinan la variación sustancial de las respuestas.
La pregunta Nr. 5 es una de las más interesantes y está relacionada con el título: ¿Países como Costa Rica o Japón no tienen Fuerzas Armadas ¿Cree Ud. que en el Perú son necesarias las Fuerzas Armadas?. El 90% de los encuestados respondió Sí. Solo el 7% afirmó que no son necesarias. Japón si posee Fuerzas Armadas y la capacidad de producción bélica también[ii]. El error no determina un condicionamiento a la pregunta, en realidad refuerza la respuesta. Es curioso que los porcentajes reflejan parte de la polaridad social del Perú, en donde la mayoría expresa la necesidad y su confianza en las Fuerzas Armadas ¿Simple coincidencia o es una relación forjada por la historia y el acercamiento histórico de las Fuerzas Armadas con su pueblo?
LA GUERRA DEL PACÍFICO, UNA HERIDA SANGRANTE
No exploraremos la historia de las Fuerzas Armadas. Nos limitaremos a emplear algunas referencias históricas para aclarar las premisas.
Pregunta nr.9 ¿Qué tan preparadas diría Ud. que están nuestras Fuerzas Armadas para responder en caso de conflicto? Un mayoritario 74% respondió que están poco o nada preparadas. No se indica si la preparación es material o personal lo cual sería muy importante, pero la percepción poblacional de la imposibilidad de responder adecuadamente ante una amenaza externa es preocupante.
Antes de la infame Guerra del Pacífico contra Chile, la Fuerzas Armadas (FFAA) nacionales se encontraban en una situación similar. Falta de material, preparación y comando adecuado. Los altos mandos y los caudillos de turno empleaban a las FFAA para sus fines políticos personales y descuidaron completamente la defensa nacional. La guerra terminó siendo un desastre de conducción militar con muy pocas y heroicas victorias. Estos acontecimientos ocurridos entre 1879 y 1883 guardan una asombrosa semejanza con la situación actual. En la encuesta, un 74% respondió que el Perú se encuentra bajo amenaza militar y el 96% afirmó que la amenaza es Chile.
La doctrina nacional de la defensa ha sido influenciada por las malas experiencias producidas por el conflicto del siglo XIX y por la doctrina regional impuesta por los Estados Unidos enmarcada en el Programa de Asistencia Militar (PAM) Washington favoreció la limitación del gasto en defensa con dos finalidades, evitar los conflictos internacionales, enmarcando al poder militar latinoamericano a una ser fuerza solo capaz de mantener el orden interno de las naciones. Esto último incluyó el uso de medidas represivas ante la constante amenaza de la subversión popular y la lucha en contra del comunismo y de grupos guerrilleros de su inspiración. Las doctrinas represivas fueron difundidas desde la Escuela de las América e influenció el pensamiento militar latinoamericano durante varias décadas.
En los años cuarentas y cincuentas el Perú adquiría material bélico estadounidense de desecho, casi inútil para llevar a cabo operaciones militares a gran escala. La guerra contra Ecuador en 1941 es prueba de ello. Constituyendo un éxito militar, el conflicto no representó un extenso movimiento material y humano debido a las limitaciones del poder militar de ambos países; por consiguiente las consecuencias reales en término de destrucción y muerte no fueron muy altas. El poderío militar existía en el imaginario de los generales mas que en la realidad. Lo irónico de esto es que las Fuerzas Armadas, empleadas como extensión de las políticas anticomunistas de Washington y como instrumento de la clase dominante, han producido mas bajas entre los propios peruanos que las infligidas a los enemigos foráneos.
Durante los años sesentas la crisis social aumentó. El gobierno de Fernando Belaúnde devaluó fuertemente el Sol favoreciendo a la pequeña oligarquía que lo acompañaba [iii]. Este tipo de prácticas y privilegios no son raros en el Perú. El drástico aumento de la inflación y los problemas sociales ya existentes, exigían una rápida transformación de las estructuras sociales y económicas del Perú. El propio Belaúnde planeó la realización de una reforma agraria y la solución de los conflictos con la empresa petrolera IPC. Tuvo más éxito en su negociación con la IPC (parte del gigante Standard Oil) que en la aplicación de la reforma agraria debido a la fuerte oposición de las oligarquías terratenientes. Por otro lado, grupos extremistas organizaban la subversión armada en la sierra del país. La respuesta de la sociedad civil dominante fue mediante el empleo del poderío bélico nacional para reprimir las aisladas y pequeñas insurrecciones guerrilleras de Luis de la Puente y Uceda y Héctor Béjar. La mentalidad que ya imperaba en la época era la que Washington promovía como solución a los problemas sociales: represión, asesinato. La ausencia de diálogo, método aceptado mundialmente para la resolución de los conflictos no era mencionado en los cursos difundidos por la Escuela de las Américas.
El resultado de los ataques de la Fuerza Aérea con las letales bombas de “NAPALM” y las incursiones del Ejército fue la devastación de extensas zonas del Cusco y la muerte de unos 8000 campesinos[iv]. Según las fuentes históricas oficiales el problema había sido resuelto, pero más tarde se demostraría que estaban equivocados.

El gobierno de Belaúnde se encontraba seriamente debilitado. Las FFAA bajo el mando del General Juan Velasco Alvarado ya planeaban el derrocamiento del presidente a quien consideraban incapaz y débil ante los graves problemas que afrontaba el país. En este periodo se gestó un cambio de mentalidad en las FFAA, influenciado por la discusión académica que empezaba a producirse en el CAEM[v]. La Fuerza Aérea pudo adquirir los modernos aviones Mirage III de fabricación Francesa, decisión libre y soberana. Hasta el momento el tradicional abastecedor era los Estados Unidos y en menor medida Inglaterra. La percepción de deterioro nacional que tenía el alto mando militar precipitó el golpe de estado el 3 de Octubre de 1968.
EL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LA FUERZA ARMADA
Las políticas sociales y reivindicativas de la revolución aplacaron a los movimientos subversivos, acción de la que nadie ha estado muy conciente. El “Partido Comunista Peruano en el Sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui” fue fundado en 1970 por un desconocido profesor de filosofía llamado Abimael Guzmán Reynoso. La filosofía de Guzmán era una mezcla del marxismo maoísta y el nacionalismo indígena peruano surgido en los sesentas[vi]. Cabe destacar que el accionar militar de Sendero no comenzó hasta 1980. David Scott Palmer, funcionario del Cuerpo de Paz, trabajó en la Universidad de Huamanga y conoció personalmente a Guzmán Reynoso. Afirmó en una entrevista al semanario Caretas que, “En consecuencia, las tácticas de reclutamiento y entrenamiento de Sendero Luminoso, que enfatizaban la explotación de la región y particularmente de los indios para el beneficio de las urbes costeñas, ganó el apoyo de la población local”(7)[vii]. Los postulados políticos y sociales de la revolución militar coincidieron con los de Guzmán, neutralizando el accionar de Sendero ya que perdió el asidero ideológico que lo justificaba; al menos durante el tiempo que duró la revolución (1968-1975) Cuando Velasco fue derrocado por el general Francisco Morales Bermúdez (1975-1980) produjo un retroceso en las políticas sociales, militares y económicas de Velasco. Guzmán aprovechó esta circunstancia para proseguir con sus abominables planes de empleo de tácticas terroristas.
La hipótesis que se desprende de este fenómeno es que, los movimientos subversivos y el propio Sendero habrían empezado su accionar desde finales de los años sesentas. El débil gobierno de Belaúnde o el siguiente gobierno, habrían llegado a una problemática social insostenible. El rechazo popular, la degeneración de la autoridad y las estructuras sociales discriminatorias, son el caldo de cultivo de los movimientos subversivos. El temor de Washington ante el avance comunista, lo habría obligado a apoyar un golpe de estado militar, encabezado por algún general afín a la causa anticomunista. Esta misma situación se vivió en Chile con Pinochet (1973) o Argentina con Videla (1976) Ambos dictadores asesinaron a miles de chilenos y argentinos, apoyados por el gobierno estadounidense. Luego de vivir las consecuencias de la lucha antisubversiva que dejó un saldo de 25 mil peruanos muertos, se puede deducir que las consecuencias de una dictadura militar peruana apoyada por los Estados Unidos habrían sido mayores.
Otra de los fenómenos de la revolución fue el radical cambio de doctrina de las Fuerzas Armadas. Durante esos años se vivió la bonanza petrolera que inundó el sistema financiero internacional con los llamados “petrodólares”. Aprovechando el crédito fácil, el gobierno militar dispuso a partir de 1973, la adquisición de numeroso equipo militar Soviético y durante un período aproximado de doce años, llegándose a sumar unos 1,600 millones de dólares[viii]. Con la adquisición de los cazabombarderos Sukoy SU-22, sistemas Pechora, Strella, Tanques T-55, etc. el Perú se convertía en una de las principales fuerzas militares de América Latina. El cambio de doctrina incomodó a los Estados Unidos que la percibía como una “militarización” de las relaciones internacionales. El Coronel del ejército estadounidense Raymond Kaufman sintetizaba así este sentimiento, “Lo que mortificaba, era el cambio de la doctrina tradicional de las Fuerzas Armadas, que iba en desarrollo de la defensa interna a una que podía proyectar una capacidad ofensiva hacia sus vecinos”(9) Al acercarse el centenario en 1979, la retórica peruana exaltaba la reivindicación de la derrota sufrida durante la guerra con Chile aumentando las tensiones con este país. Sin embargo, pasadas la fecha, la crisis se desvaneció.
Argentina en ese entonces era aliada del Perú. Cuando el gobierno del general Rafael Videla entró en guerra con Inglaterra por el dominio de las Islas Malvinas. El Perú apoyó decididamente el esfuerzo bélico argentino enviando 10 aviones Mirage 5P[ix] y misiles Exocet junto con asesores expertos. El Perú apoyaba a Argentina dentro del marco de la “defensa cooperativa” indicada en el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), tratado absolutamente desconocido por el gobierno de los Estados Unidos apelando a tecnicismos legales.
El apoyo chileno, reconocido y agradecido por la propia ministra británica Margaret Thatcher[x] junto con el apoyo estadounidense, profundizó la desconfianza hacia estos países.
EL RETORNO A LA DEMOCRACIA
En 1979 se redactó la nueva Carta Magna del Perú. Las normas más resaltantes en materia de defensa, están dirigidas a lograr el control civil sobre las Fuerzas Armadas. Las reformas sociales de la revolución gravitaron pesadamente sobre la decisión de los legisladores que se manejan ambiguamente, entre la necesidad de evitar otro intento de golpe militar en contra de los intereses de la oligarquía y la necesidad de reformar al Estado para evitar la aparición de nuevos conflictos sociales. El retorno a la democracia se vio afectado por el inicio de los planes militares de Sendero Luminoso.
Paralelamente, los continuos roces con Ecuador llevaron al conflicto de “Falso Paquisha” en 1981. Las Fuerzas Armadas no tuvieron dificultad para expulsar a las tropas invasoras. El material aun estaba operativo y el personal adecuadamente preparado. Pero esto no aseguró la continuidad del poder militar peruano.
Las Fuerzas Armadas comenzaron a sufrir serios recortes del presupuesto. La década de los ochentas significó el inicio de un ambivalente accionar militar en contra de la subversión y sufrir el deterioro del poder militar nacional. Hacia el final de su mandato, Belaúnde adquirió un lote de 26 aviones Mirage 2000 a Francia, marcando distancia con la Unión Soviética y aplacando en parte la suspicacia estadounidense. Ronald Reagan iniciaba su doctrina de la “Guerra contra las Drogas”, problema percibido como amenaza nacional en los Estados Unidos. En el Perú la principal amenaza el accionar terrorista. Esta diferencia de prioridades generaría conflictos entre las agencias especializadas tanto peruanas como estadounidenses.
La llegada al poder de Alan García truncó las expectativas de renovación del material de la Fuerza Aérea. De la original adquisición de 26 aeronaves Mirage 2000, completamente equipadas y con armamento moderno, García mediante una maniobra de triangulación financiera, reduce la adquisición de aeronaves a solo 12. Un escuadrón de combate aéreo necesita de un mínimo de 14 aeronaves para operar eficientemente. La investigación realizada por el Senador Carlos Malpica[xi] plasmada en el libro titulado “Pájaros de Alto Vuelo – Alan García, el BCCI y los Mirage”. El desaparecido investigador peruano, detalla las operaciones de renegociación de los contratos “Júpiter” con los fabricantes Marcel Dassault, SNECMA y Thomson; la participación del traficante de armas Abdul Rhaman El Assir, el embajador en Francia Hugo Otero, el canciller Allan Wagner Tizón, el ministro de economía Luis Alva Castro, el empresario Hector Delgado Parker (mas tarde secuestrado por el MRTA[xii]), los funcionarios del BCR, Leonel Figueroa y Héctor Neyra (Caso BCCI), y el propio presidente Alan García, entre otros funcionarios del Estado peruano.
Resumiendo la historia, la Fuerza Aérea del Perú recibió 12 aviones (de 24) con sistemas electrónicos disminuidos y sin armamento alguno. Los Mirage 2000, magníficas máquinas de guerra, se convirtieron en los aviones de alta acrobacia más caros del mundo. El Comando Conjunto se vio forzado a priorizar la preparación de la Fuerza Aérea debido a los serios recortes presupuestales. El Ejército Peruano y la Marina de Guerra tendrían que esperar un tiempo para lograr su repotenciación. La guerra moderna exige la obtención de la superioridad aérea en el campo de batalla ya que el resto de las operaciones serán casi inútiles, tal como se demostró durante la “Guerra del Golfo” en 1991.
EL DECENIO FUJIMORI
El gobierno de Fujimori tampoco priorizó el gasto en defensa. Con el lema “tanques por tractores” resumió esta tendencia. Luego de los incidentes en la frontera con Ecuador en 1991, y que obligó a la firma del “pacto de caballeros”, el gobierno de Fujimori accede a adquirir misiles aire-aire y bombas de destrucción de pistas para los aviones Mirage 2000, que irónicamente no podrían ser empleadas en el próximo conflicto, además de helicópteros y misiles antiaéreos “Igla” de los excedentes de armas nicaraguenses.
El desgaste material y emocional de las Fuerzas Armadas y el total vuelco estratégico hacia la lucha contra el enemigo interno, las llevó a una posición de vulnerabilidad conocida por los servicios de inteligencia foráneos. En 1994, se detecta la infiltración de tropas ecuatorianas en la zona del Alto Cenepa. Las hostilidades comenzaron en enero de 1995. Las Fuerzas Armadas movilizaron todo el material disponible y las mejores tropas de las zonas de combate antisubversivo. Ecuador tenía la ventaja de dominar una posición defensiva y selección del terreno de combate. Las operaciones aéreas y terrestres se realizaron en forma simultánea pero adoleciendo de ventajas tecnológicas. Las fuerzas peruanas no contaban con una vital cobertura de radar en el teatro de guerra. Las aeronaves de la Fuerza Aérea cumplieron numerosas misiones de ataque con escaso y degradado material. Los pilotos tuvieron que operar sin la ayuda del radar que les alertara de la presencia de aviones enemigos, es decir a ciegas. Los poderosos Mirage 2000, destinados a dar cobertura aérea de “sombrilla” produjeron un efecto más disuasivo que operativo. Los pilotos no pudieron determinar la presencia ni ubicación de las aeronaves ecuatorianas sin la esencial e imprescindible ayuda del radar. Ecuador operó con tres radares dando perfecta cobertura e información a sus pilotos. De esa forma perdimos un avión A-37 y dos SU-22. La falta de inteligencia también produjo problemas. Un helicóptero del Ejército fue derribado sorpresivamente sobre Tiwinza (el autor es testigo de los hechos) por el disparo de un misil antiaéreo portátil. Los comandos castrenses no sabían de la adquisición de este tipo de armas por parte de las FFAA del Ecuador. Desgraciadamente, el esfuerzo de inteligencia estaba totalmente volcado hacia la lucha. Mas tarde perderíamos un helicóptero de combate MI-25 en una misión que se calificó como “extremadamente arriesgada” Las otras pérdidas de aeronaves fueron producto de lamentables accidentes.
La Guerra del Alto Cenepa, dejó importantes enseñanzas que se tradujeron en un ajuste doctrinario. Lamentablemente, una discusión abierta, sincera y crítica nunca fue permitida por los altos mandos castrenses, consecuencia de una cultura organizacional que está cambiando.

Para lograr el objetivo de terminar con los enfrentamientos con el Ecuador, el gobierno adquirió armas a Bielorrusia por una suma que se calcula en 1000 millones de dólares. Las adquisiciones estuvieron rodeadas de serios escándalos de corrupción, estando implicadas empresas como la W21 Intertechnique, Wotan International, Benavides Representaciones, Colinsa, Croussillat Brothers, Mobetek, vibrefrisa, Debrett, funcionarios del gobierno peruano y altos mandos militares. Se adquirieron aviones interceptores MIG-29 y SU-25 de ataque, modernizaciones a los submarinos, aviones AN-32, tanques, etc.
Realizadas las compras, Fujimori logró la negociación del tratado fronterizo para su cierre definitivo.
La red de corrupción afectó gravemente la legitimidad de ciertos altos mandos castrenses que cayeron en ella. Desde entonces, las Fuerzas Armadas han enfrentado un duro camino, encarando el problema, buscando soluciones, rehaciendo su imagen institucional y enfrentando las suspicacias de ONG´s y sectores políticos. El gobierno de Valentín Paniagua, redujo aun más el presupuesto nacional de defensa.
PROBLEMAS POLÍTICOS Y SOCIALES
En 1985, Alan García fue el primer presidente que exigió ser reconocido públicamente como Jefe Supremo de las FFAA. García entiende muy bien el empleo político de los simbolismos. La condecoración marcaba el inicio del tortuoso camino por lograr el total control de las autoridades políticas sobre las FFAA, relaciones que han estado históricamente plagadas de recelo y desconfianza mutua. García organizó la fusión de los tres ministerios castrenses en uno solo naciendo el Ministerio de Defensa. La tensión se incrementó hasta el punto que el Comandante General de la FAP Luis Abraham, hizo evidente la incomodidad enviando, en vuelo rasante sobre el palacio de gobierno, aviones de instrucción Macchi MB-339. A los pocos días Abraham renunció y las relaciones se fueron normalizando.
Las relaciones civiles-militares durante la época del gobierno de Fujimori también sufrieron reveses. La permanencia de la cúpula militar aliada a Fujimori creó resentimientos entre los generales y almirantes, que fuera del círculo del poder, vieron amenazadas sus personales promociones y oportunidades de alcanzar la comandancia general; además del resquebrajamiento del orden constitucional. El intento de golpe encabezado por el general Salinas Sedó el 13 de noviembre de 1992, fue reflejo de esta situación. Aunque fallido, el intento de golpe evidenció la fractura interna que existía en las FFAA.
Luego de la caída del gobierno de Fujimori en noviembre del 2000, las FFAA sufrieron el proceso de “reorganización” que consistió en la separación de todos aquellos oficiales que habían trabajado cerca al régimen, sin tomar en cuenta las circunstancias y/o la obediencia normal que todo militar debe tener. Además, otros fueron invitados al retiro o dados de baja de forma arbitraria. Similar situación se vivió durante la purga de los servicios de inteligencia en donde despidieron a personal técnico en forma indiscriminada, creando un problema de inoperancia que perdura.
Un factor poco estudiado y difícil de medir, lo constituye la desazón producida entre el personal de las FFAA como consecuencia de los graves hechos políticos de principios del siglo XXI. Los escándalos reales e imaginarios, los recortes presupuestales, las variaciones en las leyes orgánicas, los bajos sueldos y los constantes ataques a la imagen e integridad de las instituciones por parte de ciertos medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales. Desde el 2001 y hasta hace un poco mas de un año, el pesimismo dentro de las FFAA fue notorio. La crítica a las FFAA no discriminó grados, clases ni personas. La prensa se dedicó en forma casi sistemática a publicar titulares sin discriminar de entre los responsables, implicando a las instituciones en conjunto.
Debido a los hechos anteriores, a priori, se esperaría un mayor grado de rechazo de la población peruana hacia las FFAA, pero la encuesta del IOP-PUCP refleja otra realidad. La pregunta nr.8 dice: ¿En general, que opinión tiene Ud. de nuestras Fuerzas Armadas? Buena y muy buena 39%, regular 52%, mala y muy mala 7% (2% no precisa) El 7% que la considera mala es casi insignificante. El mayoritario 52% de regular consideración puede ser fácilmente superable para engrosar el positivo 39%. La pesimista interpretación de Ciro Alegría, “Ambas expectativas se suman al expresar una valoración general bastante pobre de las FFAA[xiii]” contrasta con la realidad de una nación que si respeta a las FFAA. Nuestra interpretación es optimista debido a que tomamos en cuenta el efecto de la demoledora campaña en contra de las FFAA durante los últimos años. Donde Alegría ve el vaso medio vacío, nosotros lo vemos medio lleno y en proceso de llenado.
Las FFAA deben ser conscientes que la confianza de la población debe traducirse en seguridad nacional, es decir la percepción de todos los peruanos de que la FFAA esta allí para defenderlos y que son capaces de hacerlo.
La pregunta Nr.14 ¿Cree Ud. que actualmente existe algún país que represente una amenaza militar para el Perú? 74% respondió que sí y 24% no. En la pregunta Nr.15 la cual señalaba una lista de países que representan amenaza, 96% señaló a Chile y 27% a Ecuador. Según Ciro Alegría, “se debe a la desinformación en la percepción de las amenazas... esto es consecuencia, sin duda, de las enormes adquisiciones militares chilenas y de la sorprendente respuesta diplomática peruana por reactivar una vieja demanda territorial marítima[xiv]”. Estamos en desacuerdo de que exista desinformación al respecto. El factor podría ser manipulable a nivel opinión pública, pero debemos recordar que el acercamiento de Alan García a la presidenta Bachelet se vio inmediatamente empañado por las oscuras maniobras dentro de Chile[xv]. Los acercamientos y/o acuerdos comerciales no van a extinguir la amenaza, solo la atenuarían en la medida que el acercamiento se concrete y aumenten los intereses mutuos. Eso aún no sucede. Las medidas de confianza mutua tienen muchos años de ejecución y no han producido “confianza mutua”. Las inversiones chilenas empiezan a ser percibidas como una amenaza mas que como oportunidades y no son inventos del “nacionalismo radical” como señala Alegría. La guerra en siglo XXI evoluciona hacia formas no militares de ataques igualmente devastadores.
Pregunta Nr.12 “Los militares en actividad deberían poder intervenir en las decisiones políticas del gobierno”. Los que estaban de acuerdo superan a los en desacuerdo por un pequeño margen (47% Vs 42%), pero ante la afirmación “Los militares deben obedecer siempre a los gobernantes civiles democráticamente elegidos”, un rotundo 79% está de acuerdo en contra de un 18% en que está en desacuerdo. Esto reflejaría la mayoritaria voluntad popular de tener a las FFAA como un interlocutor válido en las decisiones políticas que afectan a la nación, pero bajo una estricta observancia del orden democrático constitucional. ¿Se podría lograr esto? El tema es difícil y causaría polémica, pero las FFAA ya constituyen órganos de consulta y ejecución en materia de límites, poder nacional, seguridad interna y externa, desarrollo aeroespacial, etc. con la salvedad que no participan en debates públicos sino como organismos del aparato estatal. Cuando las FFAA tienen que participar en el debate, son los oficiales en retiro quienes se convierten en los interlocutores públicos.
Podríamos estar en desacuerdo respecto a ciertos puntos de vista con los interlocutores de la problemática de la defensa nacional, pero el debate no debe truncarse. La defensa es un proceso continuo y nos concierne a todos los peruanos.
PROBLEMAS ECONÓMICOS
Los recortes presupuestales antes mencionados son un aspecto de los problemas económicos de las FFAA. Cabe resaltar que la implementación del Plan “Núcleo Básico Eficaz” avanza lentamente. El ministro Wagner anunció en septiembre, que a fines del presente año se iniciarían los programas de adquisiciones de las FFAA[xvi] contándose con un presupuesto de 580 millones de soles para el cumplimiento de la primera etapa.
La FFAA viene resolviendo en parte la falta de presupuesto gubernamental. Las empresas del sector están generando algunos ingresos que vienen siendo empleados en la reparación y mantenimiento básico de los equipos. Tal es el caso de la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea con exitosos programas propios de mantenimiento y gerencia de recursos. Pero el Ejército perdió esta capacidad al privatizarse FAME e INDUMIL. La industria de defensa no es lujo que las naciones ostentan, son justamente oportunidades de desarrollo tecnológico y generación de ingresos.
El problema económico se extiende también hacia las remuneraciones. La carrera militar se ha convertido en una desesperada búsqueda del ascenso de grado. Hoy en día, el personal tiene pocas motivaciones profesionales y personales para continuar en la carrera. Durante los grados iniciales de la carrera los sueldos no sufren mayor variación (ver cuadro) En el caso de los oficiales, el ascenso a coronel implica una importante mejora en el nivel de remuneración. Los años más productivos y creativos de los jóvenes oficiales y sub-oficiales se convierte en un periodo de angustia económica. Esto causa en forma indirecta, accidentes por falta de concentración y poco estímulo en búsqueda de la excelencia. Si el factor diferencial de las remuneraciones entre los grados militares fuera menor, y los sueldos adecuados para cubrir las necesidades materiales básicas, entonces el personal podría buscar otras motivaciones, además del ascenso, y mejorar su desempeño profesional, la mejor arma del arsenal militar.
EL ENORME POTENCIAL DE LAS FUERZAS ARMADAS
Los constantes cambios tecnológicos exigen una constante preparación y eso es igual en las Fuerzas Armadas. La preparación académica del oficial es constante a lo largo de la carrera, pero no sucede lo mismo con el personal técnico, debido a los magros presupuestos que no permiten ampliar la base académica. Por otro lado, la limitada operatividad y la falta de personal, obliga al cuerpo de oficiales a cumplir con tareas poco productivas, centradas en la rutina administrativa y en la resolución de los problemas logísticos. La excelencia que se requiere para la operación de los complejos sistemas de armas se ve seriamente comprometida por los mismos motivos.
Los jóvenes militares, que han sido cuidadosamente seleccionados, inteligentes, idealistas y aventureros por naturaleza constituyen un exquisito recurso de potencial humano que puede ser modelado y explotado para lograr casi cualquier objetivo. Pero la base siempre será la educación y la preparación científico-tecnológica. Con un adecuado impulso a la investigación, la inventiva y los logros profesionales, la motivación principal de los militares del futuro evolucionaría hacia la búsqueda del prestigio profesional y científico, los honores académicos y el orgullo de ser útil a la institución y la sociedad.
En la pregunta Nr.13 ¿Cree que las FFAA deben tener mayor participación y trabajo en las cuestiones del país durante los tiempos de paz, como construir carreteras, hacer investigación científica, etc? El 94% de los encuestados respondieron afirmativamente. Es importante la iniciativa de los investigadores del IOP de incluir la frase “investigación científica”. En el libro “Cuentos Chinos”, el periodista argentino Andrés Oppenheimer[xvii] hace una interesante recopilación de su amplia experiencia periodística por el mundo entero. La investigación se centró en descubrir lo que hacía que algunos países, hasta hace algunos años considerados pobres, hoy en día gocen de economías modernas y pujantes. En resumen, a diferencia de lo que sucede en América Latina, naciones como Corea del Sur, Irlanda, Hungría, China, India y ahora Brasil... tomaron la decisión política nacional de invertir la mayor cantidad de recursos en educación orientada al R&D[xviii].
Las FFAA poseen ventajas competitivas inmejorables. Escuelas y aulas de primer nivel, equipamiento, bibliotecas, computadoras, estudiantes remunerados, bien alimentados y disciplinados. La FFAA, a diferencia de la mayoría de las universidades privadas (a excepción de dos) está fuertemente orientada hacia la tecnología y la ciencia. Las universidades públicas poseen una orientación similar pero con limitaciones materiales. La FFAA debe priorizar la preparación del personal hacia la investigación científica y la creación intelectual y tecnológica.
El método científico de resolución de problemas es la herramienta de la ciencia y la tecnología. Quienes dominan este método son capaces de orientar su investigación, plasmar sus hallazgos, discutirlos y transmitirlos. Otros investigadores podrán consultar las investigaciones existentes y así generar la continuidad y enriquecimiento del conocimiento de las FFAA. Diseñar y fabricar un avión, un tanque, buque o el arma más sofisticada es el resultado de mentes que funcionan en sinergia, planteando y resolviendo problemas, experimentando, fallando y aprendiendo hasta crear el conocimiento que llevará al éxito.
CONCLUSIÓN
Las fuerzas armadas no han perdido el apoyo del pueblo peruano quien apoya la existencia de las mismas. El mejoramiento de la calidad de vida del personal militar, redundará en el mejoramiento operativo y la generación de tecnologías propias. La fuerza armada obtendría el potencial de contribuir en la búsqueda de soluciones a los problemas del desarrollo nacional y empresarial, a la adecuada defensa nacional y la seguridad que requiere un país que desea el bienestar de todos sus habitantes.

[i] Pontificia Universidad Católica del Perú 108-REE/JNE. Tuesta Soldevilla, Fernando – Sulmont Haak, David. Responsables del estudio.
[ii] Ver PRO-INTELLECTUM 05-02, Ywanaga, Gustavo. JAPÓN: UN NUEVO AMANECER.
[iii] Trascendió que antes de realizarse la devaluación, personas pertenecientes a la oligarquía y grupos de poder comerciales ya conocían de ésta. El manejo de la “información privilegiada” les permitió la adquisición de grandes cantidades de dólares y especular con el tipo de cambio.
[iv] Clayton, A. Lawrence. Estados Unidos y el Perú 1800-1995. The Document Company-CEPEI. P. 326.
[v] Centro de Altos Estudios Militares, hoy en día se le denomina Centro de Altos Estudios Nacionales.
[vi] Clayton, A. Lawrence. Estados Unidos y el Perú 1800-1995. The Document Company-CEPEI. P. 430
[vii] Clayton, A. Lawrence. Estados Unidos y el Perú 1800-1995. The Document Company-CEPEI. P. 440
[viii] Rudolph, James. Perú: The Evolution of a Crisis (Westport, Connecticut, 1992) p. 58
[ix] Boluarte, Hernán. Comisión Investigadora del Senado peruano que indagó sobre el caso del BCCI y la reducción de la compra de aviones Mirage 2000, en la sesión reservada del 23 de setiembre de 1991.
[x] Primera Ministra de Inglaterra (19xx)
[xi] Malpica Silva Santisteban, Carlos. Pájaros de Alto Vuelo – Alan García, el BCCI y los Mirage. Lima diciembre de 1993.
[xii] El MRTA anunció que el secuestro de Hector Delgado Parker fue para que explique los pormenores de la dolosa operación que habían realizado Alan García y sus colaboradores. Se presume que Delgado Parker dio información detallada al MRTA quienes la habrían usado políticamente. Algunos analistas presumen que la fuga de Victor Polay de la carcel por un tunel en 1990, fue un fraude preparado por el gobierno de García a cambio de su silencio de las evidencias que lo involucraban en la corrupción del caso de los Mirage.
[xiii] Alegría Varona, Ciro. En Pontificia Universidad Católica del Perú 108-REE/JNE. Tuesta Soldevilla, Fernando – Sulmont Haak, David. Responsables del estudio.
[xiii] Defensa y Sociedad, DESCO, IDL. Junio del 2007, Nr.2
[xiv] Alegría Varona, Ciro. En Pontificia Universidad Católica del Perú 108-REE/JNE. Tuesta Soldevilla, Fernando – Sulmont Haak, David. Responsables del estudio.
[xv] Izquierdo, ivan, Una Mirada al último Impasse fronterizo de Perú con Chile. PRO-INTELLECTUM 02-02
[xvi] El Comercio, 21 de setiembre del 2007.
[xvii] Oppenheimer, Andrés. Cuentos Chinos.
[xviii] R&D, en inglés Research & Development. Investigación y desarrollo.

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